Al hablar de factores químicos, biológicos y fisiológicos dentro del estudio de la personalidad resulta inevitable tomar en cuenta la psicología del desarrollo, la biopsicología y los aspectos fisiológicos de la conducta. Es decir, el desarrollo humano desde la formación embrionaria y la genética de la personalidad.
Este enfoque tiene como base las premisas de una teoría evolutiva, de cómo Charles Darwin marca un antes y un después en la historia de nuestra historia desde su obra “El origen de las especies”. Es interesante y trascendente comprender al ser humano como un producto evolucionado y que debería continuar dicha evolución.
Completando el escenario, la personalidad tiene origen en la misma evolución, por lo cual, está sujeta por el relacionamiento que gobierna, pero también de la herencia genética.
En suma y en congruencia con el enfoque de una entidad biopsicosocial, en donde todos los elementos que nos definen como individuos no pueden ser separados entre sí, sino que existe una interconexión que nos afecta en todas las etapas o estadios del desarrollo humano.
El enfoque biológico de la personalidad estudia las raíces de la personalidad que se encuentran en el cerebro y en el sistema nervioso. Si partimos del hecho de que si el cerebro nervios músculos vísceras y órganos sensoriales están interconectados entonces la mente afecta al cuerpo y viceversa.
Por tanto, la conducta o manera de ser de todo individuo puede verse afectada por el factor biológico subdividido en: aspectos anatómicos, aspectos bioquímicos y aspectos anatómicos.
La anatomía cerebral es el primer elemento que determina las características de la forma de comportarse del ser humano. Algunos teóricos han apoyado la teoría de la composición del cerebro a partir de tres estructuras el cerebro del reptil, el cerebro de un mamífero ordinario y el cerebro único del hombre o mujer.
La ley de la evolución está presente en la interpretación de la composición cerebral. Pone a la ley evolutiva en esta definición sofisticada.
Por otro lado, tenemos a la herencia, así pues, la genética de la conducta se concentra en estudiar si patrones conductuales característicos se encuentran codificados dentro de los genes y son heredados entre familiares.
Por otro lado, la biología evolutiva explica cómo los patrones de conducta típicos del ser humano- como especie- se originan ante el valor que han tenido para la supervivencia en la historia de la especie.
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